Desembocadura del Guadalquivir


El segundo día partimos de Chipiona con la intención de recoger toda la información posible sobre las artes de pesca utilizadas en el entorno de la Reserva de Pesca de la Desembocadura del Guadalquivir, además de continuar con el censo de artes menores a lo largo de la costa del Golfo de Cádiz. Desde el principio de la mañana observamos varios barcos cerqueros, que parecían no estar faenando, en aguas de la Reserva.

Conseguimos entrevistar desde el barco a un agente de Inspección Pesquera, que nos habló de la pesca ilegal que se realiza en el interior de la Reserva de Pesca (los cerqueros no están autorizados a faenar a menos de 6 millas de la costa en la zona de la desembocadura y deben retirarse a puerto a las 14 horas para descargar la captura), y de la que nosotros pudimos ser testigos, en gran medida gracias a la vista gorda que preferían hacer los inspectores de la administración, sabedores de la desastrosa gestión de los recursos pesqueros que se lleva a cabo desde los despachos.

Una vez que el buque de Inspección arribó al puerto de Chipiona a la hora establecida, y mientras nosotros estábamos a bordo de uno de los cerqueros entrevistando a su patrón, se reunieron en torno a nosotros todos los barcos de cerco que parecían faenar por los alrededores. Aquel patrón, sin mostrar un solo atisbo de preocupación por la presencia de la cámara con la que filmamos la entrevista, nos relató, con total sinceridad, cómo intentaban “engañar” a los agentes de Inspección Pesquera esperando a que se retiraran para poder faenar en aguas prohibidas, pues las zonas en las que sí les permitían pescar apenas conseguían capturas para rentabilizar su trabajo.

Éstos documentos muestran lo que sin duda es una deficiencia en lo que a la gestión pesquera de una zona tan sensible cómo es la desembocadura del Guadalquivir se refiere. Además, el sector pesquero es consciente de la situación de la pesca y quiere soluciones, sin embargo reclama que sus peticiones no son escuchadas en las reuniones con el gobierno regional.

Una de las principales fuentes de nutrientes en el Golfo de Cádiz es el río Guadalquivir, que aporta nitrógeno, fósforo y demás elementos de los que se alimenta el fitoplancton, iniciándose así una cadena alimenticia que llega hasta altos niveles tróficos (atunes, peces espada, tiburones, delfines, etc.). Por este motivo, la Reserva de Pesca de la Desembocadura del Guadalquivir, es una importante zona de puesta y de desarrollo de larvas para muchas especies pelágicas, como sardinas y boquerones.

David Costalago Meruelo.

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