Tripulación a bordo de la Diosa en una travesía en Valencia, frente a la playa Malvarrosa |
La Diosa me ha servido para aprender.
Aprender a vivir no siempre dentro de mis límites de confort. Aprender a abrir nuevos horizontes. Aprender sobre nuestros océanos, sobre plásticos, sobre personas... Aprender a vivir en armonía con el viento y el agua. Pero, aún más importante, me enseñó a respetarme y amarme a mí misma tal y como soy.
La Diosa Maat también me dio esperanza. Esperanza de conocer, día tras día, a personas concienciadas, que quieren cambiar las cosas, a niños y niñas amantes de los animales y del mar... Y a una tripulación siempre activa y decida a luchar por lo que cree.
He comenzado con mi propia cruzada antiplástico, con el consumo más responsable en alimentación y he comenzado a disfrutar de mis elecciones de vida.
Gracias y mil gracias a todas las que han hecho posible esta gran campaña. Y gracias, también, a cada miembro de la tripulación por ser como es y por aportarme tanto.
No hay duda, si pudiera, seria una y mil veces más, una pirata al servicio de la Diosa Maat.